Wednesday, February 14, 2007

RENTA BÁSICA Y SOCIALISMO

Desde la aparición de la propuesta de la Renta Básica (RB) y, en particular, desde que Van Parijs la propusiera como una "vía capitalista al comunismo" se ha producido un amplio debate sobre la necesidad o no del socialismo- entendiendo este como la etapa intermedia hacia una sociedad sin clases. Ya dentro del "marxismo analítico" se le criticaba entre otros aspectos porque según algunos pensadores de dicha escuela la RB no superaría determinadas trampas, a la vez que podía crear una sociedad dual.
Durante casi más de dos décadas la RB ha sido tildada de propuesta de derechas e incluso de una propuesta que era incapaz de hacernos salir de una sociedad salarial. Sin embargo, desde perspectiva de la "izquierda radical" se han ido produciendo posturas que va desde el más simple rechazo hasta la aceptación. Me estoy refiriendo a pensadores como André Gorz, Thomás Coutrot y tantos otros, que en un primer momento criticaron dicha propuesta y que actualmente la aceptan como parte de una estrategia política.
Quizás la respuesta consiste en que la crítica le han llevado a separarse de una concepción liberal e ir hacia estrategias radicales de transformación social. Así en uno de los últimos artículos de André Gorz lo que se critica es el concepto de trabajo, tal y como ha sido entendido en la cultura occidental. Una cultura que aceptaba los presupuestos que a partir de la Reforma protestante y posteriormente en la economía política de defender una "ética del trabajo". Por tanto, lo primero que nos dice Gorz es que "el trabajo no es ningún bien". Sino que es una actividad necesaria y que se ha convertido en una "dimensión de la ciudadanía".
Sin embargo, hoy día, con la política neoliberal, el trabajo ya no es lo que fue- ni siquiera en los Años Gloriosos. ¿Podemos continuar pensando que es posible volver a una política keynesiana de pleno empleo? La realidad parece ser muy muy distinta.
Durante las últimas décadas se ha producido un proceso de precarización con la aquiesciencia de las direcciones de los sindicatos mayoritarios, que han aceptado toda la lógica del capital. Por otra parte, dichas direcciones no han conseguido aglutinar al movimiento de los parados ni tampoco al de los precarios. En última instancia parece como si negociaran por el "núcleo duro" de la economía. Tampoco han conseguido parar los despidos y deslocalizaciones, y si lo han hecho ha sido bajo la presión de las movilizaciones de los trabajadores.
Por dicha razón en ningún momento han planteado la RB, prefieren hablarnos de condicionalidad. De ahí que planteen las propuestas de RMI; pero dicha propuesta es una especie de impuesto negativo y no hay posibilidad de que se supere la trampa del paro. Los sindicatos clásicos, por el hecho de aceptar la lógica productivista del capital, aceptan al mismo tiempo el hecho de que el parado ha volver a trabajar. Convierten de esta manera el "derecho" en un deber, con lo que en la práctica se da la raón a la lógica neoliberal, pues culpabilizan al trabajador de estar parado. Sin mebargo las cosas podrían cambiar si aceptarn otra lógica.
Un economista como Claudio Katz en el artículo "Tres concepciones sobre el Ingreso Básico" se inclina por un ingreso básico desde una perspectiva de la izquierda radical. Un ingreso que sería un derecho inalienable; por el consiguiente su conquista sería "un serio desafío para el capitalismo".
En primer lugar habría que decir que este derecho es un "derecho burgués", pero que choca frontalmente con el dererecho a la propiedad privada. Es un derecho que cuestiona uno de los principios fundamentales del capitalismo. Pero como bien dice Fernández Iglesias a pesar de ser un derecho burgués y por consiguiente ser un derecho individual ha de ser conquistado de una manera colectiva.
La RB tomada como un instrumento de emancipación permitiría resituar la conflictividad social, ya que ayudaría a realizar una alianza entre los de "dentro" y los de "fuera", por lo que dicha renta de ciudadanía deviene un instrumento transversal de recomposición del proletariado erosinaría la contratación individual. Devolviendo su papel a la colectividad.
La RB se convirtiría en un contrapoder. Esto mismo lo ve Van Parijs en su último libro, donde señala las ventajas de la instauración de dicha renta de ciudadanía para los sindicatos: 1) porque dando a la RB a cada trabajador este tendría menos problemas para salir del trabajo; 2) permitiría un mejor reparto del trabajo; 3) saldría reforzado el poder colectivo del sindicato.
Añadiría, además, que la RB ha de ser igual al Umbral de la Pobreza para que sea un buen instrumento de emancipación. Pero esto exige la participación de los trabajadores. Es decir que la RB ha de ser instaurada desde abajo, con lo que la RB aumentaría el poder de negociación de los trabajadores tanto frente al capital como frente a las direcciones de los sindicatos.
La RB interviene de lleno en la política económica porque cuestionaría los dos pilares del sistema capitalista: 1) el nexo entre producción/ ocupación; 2) el nexo salario/ productividad. Por consiguiente la RB no es un salario, se encuentra desvinculado por tanto de lo que significa la fuerza de trabajo entendida como lo que es en el sistema capitalista: una mercancía.
En última instancia, el modelo fuerte de la RB es un instrumento que permite la desmercatilización del trabajo, ya que si de verdad cubre las necesidades básicas podría desarrollar una "libertad real". Pero al mismo tiempo, y como consecuencia, aumentaría el poder de clase, ya que potenciaría a largo plazo el poder del trabajador frente al capital.
En consecuencia y siguiendo a Alex Callinicos podemos decir que la RB sólo puede tener éxito "como parte de un movimiento más amplio hacia el socialismo en el que es decisivo quitar de los capitalistas el control de los recursos productivos para que lo ejerzan colectivamente aquellos a quienes Marx denominaba "productores asociados"" [Alex Callinicos, Igualdad, pg.143]
Javier Méndez-Vigo