Friday, October 15, 2021

IGUALDAD [MATERIAL] Y LIBERTAD REPUBLICANA

 



La igualdad no es necesariamente un juego de suma cero, como el póquer, donde lo que gana uno lo pierde otro” [César Rendueles]


La crisis de 2008 nos trajo una serie de convulsiones sociales y el neoliberalismo, como de costumbre, criminalizó cualquier tipo de respuesta o cualquier defensa de derechos conquistados. La respuesta fueron movimientos sociales como la PAH, Jóvenes sin Futroro o incluso el 15M. Todos estos movimientos sociales representaron una ola de “aire fresco”, y el desenmascaramiento de la libertad/igualdad propugnada por el neoliberalismo. La consigna desin trabajo, sin derechos, sin miedo, reflejaba el ansia de romper cadenas y abrazar nuevos derechos sociales.

Han pasado unos cuantos años y cuando parecía que estábamos viendo la luz al final del túnel, ha llegado un “bichito” y nos ha devuelto a una caverna sombría que permite, de nuevo, el hundimiento y la erosión de derechos y sobre todo deja al descubierto las consecuencias de la ola privatizadora de décadas de neoliberalismo.

Pobreza y Desigualdades

E.O. Wright en su póstuma obra nos dice que “el capitalismo produce intrínseca y masivamente un acceso desigual a las condiciones materiales necesarias para una vida plena 1. El capital lleva consecuentemente a la desigualdad y el neoliberalismo conduce por antonomasia al anarcocapitalismo.

Desigualdad y pobreza van de la mano y además la desigualdad mata. Pero ¿qué entendemos por desigualdad?, ¿qué entendemos por pobreza?. La práctica neoliberal, con su defensa a ultranza de “individualismo posesivo” nos ha llevado a una sociedad jerárquica que ha supuesto un ataque a un ataque a las raíces de la democracia.

Alain Bihr2 nos dice que para hablar de desigualdad social han de reunirse una serie de condiciones. En primer lugar es necesario que se de una distribución desigual de los recursos sociales; es necesario también que la desigualdad encuentre su fundamento en las estructuras sociales. Y por último es necesario que dicha desigualdad haga nacer un sentimiento legítimo, o no, de injusticia.

Porque la desigualdad va ligada a la pobreza o viceversa. La realidad es que nuestras sociedades no son capaces de erradicar la pobreza ni terminar con la desigualdad social. Algunos autores (como Alain Bihr) suelen definir la pobreza como “carencia de…”. Sin embargo, la mayoría también nos adentran en el término de pobreza estructural.

El sistema actual tiene una política basada en la “culpabilización de la victima”. Ser pobre en nuestras sociedades se ha transformado en un delito que tiene como consecuencia no la inserción social sino en profundizar la desigualdad, ya que tiene como meta la “entrada de las personas excluidas en un mercado laboral completamente desigual”. Podemos definir por tanto la pobreza como “una construcción social cambiante en el tiempo y en el espacio en función de factores económicos, sociales y políticos”3

La pobreza no es algo natural, ni tampoco es un castigo (algo que nos recordaría la ética del trabajo). Es un constructo social y esta es el cimiento de la pobreza estructural. Es algo inherente al sistema económico actual. Wright añade algo más; y nos habla de opresión económica y explotación

La opresión tiene lugar cuando un grupo excluye de forma ilegítima a otro del acceso a dichos recursos. La explotación tiene lugar cuando esa exclusión del acceso a los recursos proporciona además a los propietarios la capacidad de apropiarse de los frutos del trabajo de los otros4

Por ende, la pobreza es un constructo social, consecuencia del proceso productivo y de como se concretan las relaciones de producción. Si partimos desde esta perspectiva la mirada hacia la libertad y la igualdad será completamente antagónica a lo que nos dice el gran relato neoliberal.

Egalibertad y Republicanismo

El liberalismo económico y el neoliberalismo -principalmente el de Nozick, es uno de los que realiza la mayor justificación radical de la desigualdad. Dicha defensa de la libertad conduce a debilitar el Estado y a una degradación de la democracia propugnando la “retirada” del Estado. O mejor dicho se cimentan las bases para que el Estado esté más instrumentalizado por el capital.

El neoliberalismo defiende la libertad radical del mercado que supone la crítica al Estado paternalista (del bienestar). Todos somos iguales (ante el mercado) donde aparecemos como individuos con “igual libertad”. Sin embargo, dicha libertad nos lleva a una situación de desigualdad patente. La única igualdad que se permite es la “igualdad de oportunidades”. Ahora bien dicho tipo de igualdad es un canto a la meritocracia. Es decir, desde esta perspectiva

La igualdad aceptable sería aquella que se limita a eliminar las barreras de entrada que se distorsionan los mecanismos de gratificación del esfuerzo individual. Sería una especie de control antidoping social”5

Cada cual ha de tener la recompensa que merece. Es la capacidad y el esfuerzo de cada uno. Entonces ¿qué se hace con loa personas vulnerables? ¿Puede existir una sociedad justa si no nos ocupamos de dichos seres vulnerables? Algunos pensadores liberales como J. Rawls proponen una concepción de justicia, para evitar este tipo de desigualdades. Desde la perspectiva de Rawls las sociedades son justas cuando los “más desfavorecidos” salen beneficiados; pero dicha concepción no ataca los cimientos de la sociedad. Es decir deja intacto el derecho a la propiedad y lo pone por encima de cualquier otro derecho.

Es verdad que existe una lectura “solidaria” y “progresista” de la concepción de justicia de Rawls, que no es otra que la obra de Philippe Van Parijs, que llega a propugnar un nuevo tipo de derecho: el derecho a la renta básica.

Sin embargo el derecho a la renta básica no se puede entender sin el término de egalibertad. Aquí radica el aporte del republicanismo que recoge la primera triada de la Revolución Francesa (Liberté- Egalité-Fraternité). A diferencia del liberalismo la civitas republicana6 acepta que la sociedad es conflictiva (a diferencia de la armonía liberal). Es decir, que se dan un tipo de relaciones entre la libertad y la igualdad, de tal manera que no se debe entender la libertad sin la igualdad ni la igualdad sin libertad. Existe una relación dialéctica entre estos dos términos y la fraternidad, aún más entendemos que se produce una imbricación entre los distintos términso que conforman la civitas. El problema es que la restauración sustituyó la fraternidad por la propiedad. Y tratamos de recuperar aquel tercer termino que los jacobinos recogieron como fraternidad, un término que proviene de frater. Es en esta triado donde reside el republicanismo modernos que además entiende la libertad de muy distinta manera que el liberalismo. Para este tipo de republicanismo el derecho por excelencia es el derecho a la existencia. El mismo Robespiérre en un discurso político defiende lo siguiente

¿Cuál es el primer fin de la sociedad? Mantener los derechos imprescriptibles del hombre? ¿Cuál es el primero de esos derechos? El de existir. La primera ley social es, pues, la que asegura a todos los miembros de la sociedad los medios de existir; todas las demás se subordinan a esta...”7

En la defensa del derecho a la existencia basamos la dialéctica entre la libertad e igualdad. Para ser libre “realmente” tengo que tener cubierto mi derecho a existir. La egalibertad implica una ética de la inmanencia y de la autoemancipación, libertad- igualdad, igualdad-libertad es imposible concebir la una sin la otra ya que por un lado se puede caer en la miseria y pobreza capitalista o bien por el otro podemos caer en el totalitarismo stalinista. Y la egalibertad nos puede lleva a una ciudadanía cosmopolita.

La egalibetad solo es posible con tener en el forntispicio ético y social el derecho a existir. Es decir es necesario tener cubiertas las condiciones materiales de existencia, pues sin independencia material es imposible la libertad. Por tanto desde el republicanismo la libertad sólo es poible entenderla como no- dominación. Qué podemos entender entonces por libertad. Según el republicanismo:

X es libre republicanamente (dentro de la vida social) si

a) no depende de otro particular para vivir, es decir, si tiene una existencia social autónoma garantizada, si tiene algún tipo de propiedad que le permita subsistir bien, sin tener que pedir permiso cotidianamente a otro;

b) nadie puede interferir arbitrariamente (es decir, ilícitamente o ilegalmente) en el ámbito de la existencia autónoma de X (en su propiedad)

Por tanto, nadie puede ser un ciudadano libre si depende de otro para vivir, si tiene que pedir permiso para sobrevivir cotidianamente. Lo que nos lleva a defender que en nuestras sociedades defender el derecho a la existencia se consigue exigiendo que todo ciudadano libre y activo debe de tener cubiertas las condiciones materiales poder lleva a cabo una vida digna y ser libre realmente y no de una manera “formal”.

Javier Méndez-Vigo Hernández

(Articulo a aparecer en la Revista de Conferencias Blancas de la UNED)

Doctor en Filosofía

1Erik Olin Wright, stratégies anticapitalistes pour le XXI siècle, La Découverte, París 2020, pg., 34. Existe edición española en Akal.

2Alain Bihr, Inégalité Social; en Alain Bihr et Roland Pfefferkorn, Dictionnaire des inégalités, Armand Colin, París 2014

3Albert Sales i Campos, El delito de ser pobre. Icaria, Barcelona, 2014, pg., 16

4Erok Olin Wright, El análisis de Clase de la Pobreza; en Julio Carabaña (ed.) Desigualdad y clases sociales. Un seminario en torno a Erik O. Wright, Argentaria/Visor, Madrid 1995, pgs., 133-155

5Cesar Redueles, Contra la igualdad de oportunidades. Seix Barral, Barcelona 2020, pg., 49

6Resumo aquí parte de mi tesis; ver Javier Méndez-Vigo Hernández, Renta básica y trabajo. Palibrio, Bloomington, 2013, pg., 143 y ss

7Antoni Domènech, El eclipse de la fraternidad, Crítica, Barcelona, 2003, pg., 82