“Es decir, ciudadanos independientes
civilmente, que no tengan que pedir permiso a nadie para existir con dignidad.
Desde luego, para cumplir este último requisito…, hacen falta condiciones
materiales de existencia. [Carlos Fernández Liria]
En 1988 la revista Zona Abiertapublicó un número
monográfico sobre el“Salario socialmínimo
(garantizado) para todos. El eje de este número residía en un artículo de Robert J. van de VeenyPhlippe Van Parijs (Una vía capitalista
al comunismo), donde los autores lanzaban la idea del Subsidio Universal como profundización de la renta garantizada.
No hay que olvidar el
contexto sociopolítico en el que aparece dicho debate. En el Reino de España
nos encontrábamos en el segundo gobierno del socialista Felipe González, cuando desde el Ministerios de economía se
iniciaba la Reconversión Industrial (desindustrialización). En 1984 se produce
la primera Reforma del Estatuto de los Trabajadores, es la época de la lucha
por la reducción de jornada a 40 horas. Y en 1988 se convoca la primera Huelga
General en contra de un gobierno socialista por el Plan de Empleo Juvenil.
Huelga que supondría la ruptura del diálogo entre la UGT y el Gobierno de Felipe
González. En dicho contexto es en el que aparece la idea de un Subsidio Universal.
En este primer momento Van Parijs nos decía:
“Consecuentemente, si se quiere llegar al comunismo desde una sociedad
capitalista, ha de hacerse aumentando todo lo posible la renta garantizada en
la forma de un subsidio universal… Maximizar la renta garantizada en términos absolutos,
podría justificarse sobre la base del conocido “principio de la diferencia” de
John Rawls”
EB
y Lucha contra la Pobreza
A partir de la década
de los 80 los gobiernos socialdemócratas (en particular el francés) comienzan a
implementar una nueva política de protección social. Hay que tener en cuenta
que por esa misma época la derecha (el neoliberalismo) rompe unilateralmente el
pacto keynesiano de postguerra e inician el “asalto al Estado del Bienestar”.
Como bien dice EguzkUrteaga “la
crisis del modelo fordista y las dos crisis petroleras de 1973 y 1979 provocan
una crisis económica que sumergen al Estado en una crisis social de gran
magnitud” Es la época en la que pensadores como A. Gorz ya nos hablaban del “Adios
al proletariado”. Pero también es la época en el que el modelo productivo
(fordista) quiebra y la economía oficial habla de “flexibilidad”- siempre referida, por cierto, al mercado de
trabajo-. Hoy ya sabemos a dónde nos ha conducido: a la precariedad
Dicho ataque al mercado
de trabajo supuso un retroceso en derechos sociales. La economía neoliberal lo
que pretendía con la flexibilidad no
era más que atacar a las cotizaciones (salario diferido) e iniciar el camino
hacia el despido libre. Ya en otoños de 1983 se inician los “planes de
emergencia” y en 1988 el gobierno socialdemócrata francés instaura la Renta Mínima de Inserción (RMI). Es este el modelo el que se importa
al .futuro) y es que la RMI va a
depender de cada autonomía.
Será la Comunidad
Autónoma Vasca la que en 1989, con un Plan Integral de Lucha contra la Pobreza,
introduce una Renta que se aproxima a la RB
y que denomina la Carta Social, mediante la que se
implementa la RMI, que actualmente
recibe el nombre de Renta de Garantía de
Ingresos (RGI).
Ahora bien, el primer
problema es que dicha RMI no iba a
tener un cimiento estatal, sino que dependería de la buena voluntad (política)
de cada comunidad. Por otra parte, determinadas comunidades profundizan en la
confusión al asimilar este subsidio a la Renta
Básica. Una primera diferencia que nunca se debería olvidar: mientras que
la RMI es un subsidio, la RB es un derecho. Por otro lado al ser “condicional”,
la RMI no supera la “trampa del
paro” ni la “trampa de la pobreza”.
Es más, en la época de
crisis estructura que estamos viviendo, dichas RMI están convirtiendo la protección social en una cuestión
caritativa desde las instituciones (salvo la situación vasca). Mientras que
desde la sociedad civil se camina hacia las Rentas
Garantizadas.
La
Lucha por la RB
La propuesta de la RB no es nueva. El mismo Van Parijs en su libro L’allocationuniversellese remonta al
humanismo de Luis Vives o Tomas Moro y su Utopía. Sin embargo, si tuviéramos que remontar a la modernidad nos
encontraríamos con los revolucionarios que remontar a la modernidad nos
encontraríamos con los revolucionarios Thomas
Paineo Robespièrre. Por otro
lado, lo que proponen ambos pensadores es la posibilidad de la conquista de un derecho democrático ante la acumulación
llevada por el capital. Como dice Laurent
Geoffroy, al fin y al cabo “la
ambición de ThomásPaine no es desmantelar la propiedad o abolir la miseria. La
renta garantizada no debe ser el objeto de una transferencia monetaria masiva
de los ricos a los pobres, sino la garantía de una seguridad otorgada a todos
los hombres, cualesquiera que sean su nacimiento y su fortuna”
A raíz del Asalto al
Estado de Bienestar y del triunfo de la política económica neoliberal, dicha
seguridad se quiebra.
En este momento que
aparecen los subsidios como la RMI, IMI, etc. Por mucho que se les llames
rentas, no son otra cosa que subsidios
y no derechos. Los socialdemócratas, en principio, intentan subsanar la quiebra
del Estado de Bienestar mediante esta política social. Ahora bien, esta
política social tenía dos principios: la inserción
laboral y la inclusión social.
Sin embargo, dicha política económica (que solo en Francia iba unida a la RTT) se olvida de un hecho
importantísimo: que el ser humano tiene
dignidad y no precio. Aunque el precio se disimule bajo un deber: el deber
a trabajar. Esta política continua presa de la ética calvinista y dentro de la
lógica productivista, que nos impone un sistema económico que se basa en la
explotación de la fuerza de trabajo. Al final las RMI caen en la trampa de la pobreza.
La burguesía ya hace
tiempo que dejó de ser revolucionaria. Es una clase social senil y reaccionaria
que no puede, ni quiere cumplir con los derechos democráticos por los que
lucharon sus antecesores. En esta etapa senil el capitalismo quiere devolvernos
a las relaciones capitalistas del siglo XIX, donde el obrero era simplemente un
servido sin derechos que dependía totalmente del amo de la fábrica.
Van
Parijs distingue dos tipos de proyectos sobre la Seguridad
Social: la impuesta por Otto von
Bismarck(1883) “la protección social
está fuertemente ligada al trabajo y al estatuto del asalariado”. Y por
otra parte, la solidaridad que se ejerce
entre asalariados (Beveridge). A
partir de la postguerra se generaliza esta política. Sin embargo, la ruptura
unilateral de dicho pacto por el neoliberalismo conlleva la individualización
de las relaciones sociales y a la vez el rechazo del papel del sindicalismo.
Precisamente a partir
de la década de los 90 es cuando en los países europeos se inicia determinadas
experiencias para implementar este derecho a la RB. Un inciso, la RB no es derechas ni de izquierdas, y
además, no tiene nada que ver con la práctica llevada a cabo en el Chile de
Pinochet (impulsada por M. Friedman-
tal y como pensaban dos ex dirigentes sindicales) que sirvió para evitar una
implosión social. Sintomático es que aquella izquierda tradicional y
determinado sindicalismo arremeta con uñas y dientes contra este derecho,
mientras que todavía no se haya oído a ninguna de estas voces para arremeter y
rechazar la llamada “Mochila austríaca”
(otras de las ideas de M. Friedman)
salida del Pacto entre el PP y C’s. En fin, cosas veremos.
Van
Parijs desde su “liberalismo
solidario”, con este derecho, pretendía refundar la solidaridad ante la
crisis social y política. Pretende salvar el Estado de Bienestar mediante la RB: “se trata en otros términos de maximizar sosteniblemente la asignación
universal bajo la obligación de una exigencia de solidaridad (entendida como
diversidad no dominada) que impone, principalmente que todos puedan subsistir y
que las personas obstaculizadas se beneficien de transferencias específicas”.
Hoy después de casi 40
años de hegemonía neoliberal y en una etapa en que se profundizan los recortes
sociales y de derechos, podemos constatar que ya no volveremos al pacto
keynesiano de postguerra. En la época de un nuevo proceso de
internacionalización del capital (conocido como globalización capitalista) ya no es posible el pleno empleo tal y
como se daba, La nueva “acumulación por desposesión” de este capitalismo senil
ha conllevado una fuerza de trabajo mundializada que exige nuevos derechos que
implementen una libertad real de los
de abajo. Nuevos derechos basados en el apoyo mutuo. Si queremos una
sociedad distinta hay que romper con la lógica productivista y con el
productivismo, tanto de la burguesía, como el de una vieja izquierda que ha
confundido el derecho al trabajo con esa ética que en el frontispicio de un
campo de exterminio anunciaba que “el
trabajo dignifica al hombre”. O el de aquél gulag que nos anunciaba que “el
honor del hombre nuevo residía en el trabajo”
Hoy ya no existe el
derecho al trabajo, el capitalismo senil lo ha convertido en un deber. Y encima
culpabiliza a aquél que no encuentra trabajo (asalariado). Es verdad que la RB no es más que un derecho (y ya es
bastante), no es la panacea ni nadie afirma que tenga que sustituir al trabajo.
Pero los defensores de la RB no
confundimos el trabajo con el trabajo asalariado que está basado en la
explotación y/o dominación de la Fuerza de Trabajo. Pero esto es otra cuestión.
Lo único que se debe afirmar aquí es que el derecho a la RB es un instrumento de emancipación
que debe ir ligado a dos políticas tradicionales de la izquierda: la RTT y el reconocimiento de un sindicalismo de clase. Es decir, otra
política que tenga como eje la dignidad de
los de abajo.
Javier
Méndez-Vigo Hernández
Bibliografía:
Laurent
Geffroy, Garantir
le revenu. La Decouverte. MAUSS, Paris 2002
YannickVanderborht,
Philippe Van Parijs, L’allocationuniverselle.
La Decouverte, Paris 2005
Luis
Sanzo González, La política de garantías de ingresos en
Euskadi. Ekaina, Junio 2013
EguzkiUrteaga,
Las
políticas de Lucha contra la Pobreza y la exclusión en Francia: RMI, RSA, RGB.
IX Simposio Renta Básica
Varios,
Un salario social
mínimo (garantizado) para todos. Zona Abierta 46/47. Madrid 1988
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