“En la versión neoliberal, el paro
tiene como causa fundamental la inflexibilidad de los salarios, porque si los
trabajadores estuviesen dispuestos a admitir una reducción suficiente, la
economía se orientaría automáticamente hacia el pleno empleo”[Pedro Montes, Golpe de Estado al bienestar, Icaria 1996]
En 1997 la profesora Adela Cortina publicaba “Ciudadanos del mundo”. En dicha obra,
siguiendo a T. H. Marshall, se hacía
una lectura ético-política del concepto de ciudadanía.
Es verdad que, por aquella época, precisamente en 1996,Pedro Montes delimitaba lo que estaba siendo la nueva política que
conocemos como neoliberalismo. En Golpe
al estado de bienestar el economista relataba lo que estaba asentándose y
que suponía un retroceso de los derechos económicos y sociales. Unos cuantos
años antes y con motivo del bicentenario de la Revolución Francesa, el pensador
marxista Étienne Balibar teorizaba
sobre la egalibérté [igualibertad]que
la ido insertando en el concepto de ciudadanía.
Pero a diferencia de los demás pensadores Balibar concibe la ciudadanía como
conflicto:
“A pesar de la diversidad de estos fenómenos, se advierte que el
conflicto en última instancia siempre es determinante, porque la igual-
libertad no es una disposición originaria, y porque los dominantes jamás ceden
sus privilegios o su poder de forma voluntaria, incluso si les sucede, bajo la
presión de los acontecimientos, que son tomados por la embriaguez de la
fraternidad” [Ciudadanía]. Para
Balibar la ciudadanía supone también la exclusión y lo hemos visto en los
últimos tiempos en la “banlieu” parisina.
Pero volvamos al Estado
del Bienestar y lo que significaba la ciudadanía en el mismo. Para Adela
Cortina dicho Estado se configura como:a)Intervención del Estado en los
mecanismo de mercado, b) política de pleno empleo, c) Institucionalización de
los sistemas de protección, d) institucionalización de ayudas para los que o pueden estar en el mercado de
trabajo.
Crisis
del Estado del Bienestar
Borja
Barragué nos recuerda que “después de 1945, una de las tareas de los políticos de postguerra
consistió en vincular las clases medias comerciales y profesionales a las
instituciones del Estado, pues, se pensaba, fue la desafección de este grupo lo
que había dado lugar al fascismo” [El derecho a la renta básica y el Banco
de Justicia]. El pacto keynesiano o lo que otros denominan los “Años
Gloriosos”, podemos afirmar que es el “momento” socialdemócrata. Pero dicho
pacto fue producto de una serie de circunstancias. La derrota del fascismo
supuso al mismo tiempo el triunfo del stalinismo en la parte oriental de Europa
y, queramos o no, las conquistas sociales de dicho bloque se convirtieron en un
espejo para todo el movimiento obrero occidental; además de las grandes luchas
de dicho movimiento en entre guerras para conquistar los derechos sociales y económicos. Ciudadanía y trabajo forman un
núcleo duro de dicho momento socialdemócrata.
Por consiguiente, la
burguesía llega al pacto para evitar la ola revolucionaria. Un pacto que
permite la cogestión de la economía
por parte de las organizaciones de la clase obrera a cambio de no cuestionar el
sistema económico. A cambio el movimiento obrero obtiene una serie de derechos,
como el SMI, o en otros países
(Italia) la Escala móvil de salarios,
además de lo que durante años hemos conocido como el salario diferido y el casi “pleno empleo”.
Pero el “paraíso dura
poco” (aparte de que dicho paraíso se basaba en mantener al Tercer Mundo fuera
del pastel y por tanto explotando sus recursos). Un paraíso que entra en crisis
cuando el modelo de acumulación
capitalista entra en caída y se produce un estancamiento económico. Es lo
que sucede con la primera “crisis del Petróleo” y la aparición de la burguesía
árabe que quiere parte del pastel. Son los petrodólares. Es el momento también
de la aparición del neoliberalismo.
Y en la trampa
neoliberal, ya desde el principio cayeron tanto los socialdemócratas como los
eurocomunistas a lo largo de la década de los 80. El triunfo político deRegan/Tatcherse fundamenta en dos
derrotas del movimiento obrero tanto en los USA como en Inglaterra. Siempre
tuvieron muy claro que para triunfar había que cambiar la correlación de
fuerzas, por tanto en derrotar al movimiento obrero, y el eje de esto pasaba
por quebrar el sindicalismo de clase.
Si, por otra parte, nos
remitimos al reino de España, nos encontramos que el Estado del Bienestar se
comienza a construir saliendo de una dictadura, y en el mismo momento en que en
el resto de Europa triunfa el neoliberalismo y se aplica ya la política de la austeridad
que abrazan tanto el eurocomunismo(por
boca de E. Belinguer) como por la
socialdemocracia (por boca del canciller alemán Smitch). En aquella época se nos decía que “en tiempo de crisis el
trabajador tenía que apretarse el cinturón, para recoger las migajas en tiempos
de recuperación”.
Además, el hecho de
construir un Estado del bienestar pactado (el régimen del 78) supuso dejar del
lado una serie de derechos, como son la cogestión (que nace pervertida en el
Reino de España), la huelga por solidaridad o la prohibición de la “caja de
resistencia”. El modelo español es un modelo débil y diríamos que vigilado; tan
sólo hay que ver las distintas [contra]reformas laborales donde el movimiento
obrero ha ido cada vez perdiendo más derechos.
Hasta los 70
ciudadanía/trabajo formaban un binomio cultural y social. Por el trabajo se
integraba como ciudadano. El asalto neoliberal arremete contra las mismas
raíces de dicho binomio. Ya en los 80 se nos habla del “fin del trabajo” por lo que había que buscar otros medios para que
hubiera integración. La realidad fue muy distinta. Dicha tesis que fue
asimilada por cierto tipo de izquierda nos llevaba a otro término como fue el
de actividad. Ahora bien el
capitalismo neoliberal iba por otro camino. Pero no es el tema de este post.
Tan solo decir que tal propuesta sirvió para dar el último hachazo a los
derechos económicos y sociales. Lo que se buscaba no era más que conseguir la división del movimiento obrero y chantajear
entre un núcleo duro (trabajadores fijos) y aquellos que iban quedando fuera
del sistema. Y la debilitación del sindicalismo. El neoliberalismo deriva la
sociedad y la economía hacia un individualismo,
creando súbditos en vez de ciudadanos.
Un
nuevo derecho: la RB
En 1988 la Revista Zona Abierta publica un número que
lleva por título “Un salario social
mínimo (garantizado) para todos”. En dicho dossier el filósofo Philippe Van Parijspublica el artículo
“Una vía capitalista al comunismo” donde nos dice: “si, por el contrario, la
renta garantizada adoptara la forma de un subsidio
universal, concedido incondicionalmente a todos los ciudadanos, las cosas
cambiarían sustancialmente. Dado que los ciudadanos tendrían un derecho
absoluto a este subsidio, cualesquiera que fueran sus ingresos de otras
fuentes, comenzarían a obtener unos ingresos adicionales tan pronto como
realizaran cualquier tipo de trabajo, por pequeño que fuera y por mal pagado
que estuviera”. He aquí la primera versión de lo que luego conoceríamos como Allocationuniverselle,
y en la lengua cervantina como Renta Básica.
Es verdad que dicha
primera versión chocaba. De hecho en el mismo número de la revista hay toda una
discusión con los pensadores que en aquél momento se denominaban a si mismos
miembros del “marxismo analítico” que
más tarde Van Parijs dejaría para defender un liberalismo solidario. La verdad es que Van Parijs va a realizar
una lectura del principio de diferencia
de Rawls para fundamentar un posible
Estado del Bienestar, recogiendo las tesis de Thomás Paine.
Desde mi perspectiva la
propuesta de Van Parijs y su liberalismo solidario es una propuesta débil. Ya
en mi tesis doctoral [Renta Básica y
trabajo, cp2. Palibrio. Sintetizo esta postura] Es necesario realizar una
lectura “radical” del Principio de la
diferencia para transforma la propuesta. Es lo que hago en mi artículo “Una
lectura crítica del “Principio de diferencia” (XVI CongrésValencià de
Filosofia).
Cuando se publica esta
revista el Reino de España se encuentra en el segundo gobierno de Felipe
González, que comienza a practicar una política liberal que le conduce a una
propuesta de reindustrialización que no es otra cosa que entrar en la nueva
división internacional del trabajo que se le exigía para entrar en Europa. Es
la época del cierre de AHM entre otras industrias. Hay que tener en cuenta que
en Europa nos adentramos en una política monetarista… Donde el paro lleva
camino de convertirse en un “paro de masas”.
¿Cuál es la política
social en Europa? Por un lado, la RTT.
Pero ya aquí se produce una quiebra pues cierta fracción de la izquierda
europea defiende que la misma sea sin rebaja salarial; mientras que la
socialdemocracia propugna lo contrario. Por otra parte, la socialdemocracia
allá donde gobierna implementa una política de rentas que conocemos como RMI. Es precisamente la que Van Parijs
en su artículo propone convertirla en un derecho absoluto ya que, según los
defensores de la RB, la política de la RMI no supera ni la “trampa del paro”, ni la “trampa de la pobreza”.
¿Por qué decimos que es
un derecho? La RB no es un subsidio como pueda ser la RMI. Los subsidios no son
individuales y llevan una contraprestación y/o una obligación (la de trabajar),
dejándose de recibir si se encuentra un trabajo, aunque dicho trabajo sea
inferior a la subvención.
Quizás para los
críticos de la RB sea una propuesta radical. Por eso extraña cuando desde
cierta izquierda (fundamentalmente aquella que defiende el trabajo garantizado) se acusa a la RB de ser una propuesta que hace
la derecha, en particular, la derecha fascista. Refiriéndose a M. Friedman y la
“escuela de Chicago”. Llegan a confundir el Impuesto Negativo que implementó dicha escuela en el Chile de
Pinochet con la RB.
Pero lo extraño que
estos críticos (de izquierda) nunca se acuerdan de otros autores, como Oscar Lange (cabeza visible de los
defensores del “socialismo de mercado”) que ya en 1936 en un discurso ante la
ONU propugna un “dividendo social”,
ni se acuerdan de Erich Fromm, ni de
B. Russell. Como tampoco se acuerden
de Paul Lafargue, o de Bujarino Preobrazhensky. Tan sólo por citar algunos, que podríamos
continuar.
De lo que se trata es
defender un nuevo derecho y que mejor que partir del republicanismo. De lo que se trata es defender el derecho a la existencia como afirmaba Robespiérrey más tarde los precursores
del comunismo como Babeuf.Robespiérreal
ser preguntado por los derechos nos decía: “¿Cuál es el primer fin de la
sociedad? Mantener los derechos imprescriptibles del hombre” ¿Cuál es el
primero de esos derechos? El de existir.
La primera ley social es, pues, la que asegura a todos los miembros de la
sociedad los medios de existir, todas las demás se subordinan a ésta…” El
Thermidor instauraría un liberalismo
doctrinario y sustituiría la Fraternidad por la Propiedad en la tríada
revolucionaria. Si a esto le añadimos la “ética
del trabajo” nos adentramos en la sociedad neoliberal que convierte el
“derecho al trabajo” en el “deber de trabajar”.
De lo que se trata es
de que cualquier persona tenga las “condiciones materiales de existencia”
cubiertas para vivir. Desde el republicanismo la RB se convierte en un nuevo
derecho a conquistar. Pero sobre esta propuesta volveremos en otro post.
Conclusión
¿Cómo conseguir este
derecho? Desde abajo, desde la sociedad civil. A pesar de que es necesario que
se oiga la voz de la RB en el parlamento, desconfianza total del mismo. La
última prueba la tenemos en el rechazo de estos días de la propuesta de la
“renta garantizada de ciudadanía” rechazada en el Parlamento por el Partido
mayoritario.
PD. Para los compañeros
del Trabajo Garantizado. Pensadores
(y dirigentes políticos) poco sospechosos de neoliberales o fascistas proponen
la lucha por la RB como un instrumento para la “libertad real”. Tan sólo citaré
dos: Alex Callinicos (Igualdad. Alianza Editorial; Un manifiesto anticapitalista. Crítica)
y Erik Olin Wright (Construyendo utopías reales. Akal)
Bibliografía:
Adela
Cortina, Ciudadanos
del Mundo. Alianza Editoria. Madrid 1997
Javier
Méndez-Vigo Hernández, Renta
básica y trabajo. PalibrioBloomigton 2013
,
Una
lectura crítica del “Principio de Diferencia” XVI
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